42ª Sesión del Consejo Central Arquidiocesano…
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Resolución 1: A Su Beatitud El Patriarca JUAN X de Antioquía
Los miembros del Consejo Central Arquidiocesano, reunidos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 7 de noviembre de 2014, bajo la presidencia de S.E.R. Metropolita Siluan, saludamos a Su Beatitud el Patriarca JUAN X de Antioquía y expresamos nuestro orgullo por la confianza depositada en nuestro Padre y Pastor, S.E.R. Metropolita Siluan, al encargarle responsabilidades de gran importancia para nuestra Iglesia, por un lado, representándole en la Reunión de los Primados de las Iglesias Ortodoxas en Constantinopla del 4 al 9 de marzo pasado, encabezando la delegación del Patriarcado en dicha oportunidad, y por otro lado, designándolo como Vicario Patriarcal, por un período de más de tres meses, de la Arquidiócesis de Nueva York y toda Norteamérica, tras el descanso en el Señor de S.E.R. Metropolita Felipe de eterna memoria.
Nos alegramos de poder aportar un grano de arena en la lucha que nuestra Iglesia, en todas partes, especialmente en Medio Oriente, lleva a cabo. Siempre seremos solidarios de todos nuestros hermanos antioquenos, y en la medida en que nuestros recursos lo permitan, los apoyamos y nos brindamos como hermanos para aliviar, con nuestro servicio, las situaciones que les tocan vivir.
Al mismo tiempo, agradecemos a nuestros hermanos por el apoyo que nos brindaron cuando lo necesitábamos, como así también al Patriarcado por la formación de nuestros seminaristas y por el continuo apoyo a la plataforma de formación virtual a través de la Universidad de Balamand.
Asimismo, nos enorgullecemos por la realización, en Balamand, de la Conferencia Antioquena “La unidad antioquena: Dimensiones y Exigencias”, del 25 al 29 de junio pasado, y de lo que significa para nuestro Patriarcado generar una mesa de diálogo a fin de elaborar un plan estratégico de desarrollo, sea a nivel de las relaciones entre parroquias, diócesis y arquidiócesis, a nivel de la gestión patrimonial y financiera, a nivel de la acción social y caritativa, o a nivel de los medios de comunicación.
Consideramos que es importante poder tratar el testimonio antioqueno, no en base a la diferenciación de “Iglesia Madre” y “Diáspora”, - el cual es un concepto más secular que eclesial, ya que somos una misma Iglesia -, sino en base al testimonio antioqueno que se vive tanto en Oriente como en Occidente, con las particularidades que presenta cada uno de estos dos testimonios por el contexto eclesiástico, histórico, geográfico, cultural y socio-económico que los caracteriza.
Sin lugar a dudas, el testimonio de nuestra Iglesia en Argentina se caracteriza por su lucha constante para superarse y poder asentar bases fuertes y seguras para nuestro crecimiento. Junto a Monseñor Siluan, queremos expresarle la alegría de poder recibirlo como Patriarca. Guardamos en nuestro recuerdo su visita en diciembre 2006, con motivo de la entronización de nuestro Padre y Pastor.
Su visita marcará dicho testimonio valioso - no por los grandes logros sino por los esfuerzos constantes y el testimonio continuo - y alentará nuestra presencia apostólica en esta parte del mundo donde se encuentra justamente “el fin del mundo”. En realidad, el hecho de que tres parroquias de nuestra Iglesia hayan celebrado este año su primer centenario, sea con motivo de la construcción de su templo o de la conformación de su comunidad, denota la constancia y el esmero que nuestra feligresía junto al clero ponen en pos de alentar su fe con las “buenas obras” que “glorifican a nuestro Padre que está en los cielos”. Tomando en cuenta el testimonio ortodoxo general en todo el continente en América Central y América del Sur, nos enorgullecemos de la realización de estos centenarios cuando las circunstancias generales no lo favorecen que tanto.
En el tiempo que nos separa de nuestro último Congreso Arquidiocesano, realizado en septiembre 2013, el Santo Sínodo ha realizado pasos gigantes en redibujar la repartición geográfica de ciertas arquidiócesis, y ha procedido a la elección de cuatro metropolitas para las sedes vacantes además de dos obispos auxiliares. Nos unimos a nuestros Padres, miembros del Santo Sínodo, en acompañar en la oración a los nuevos jerarcas en su ministerio apostólico, con el anhelo que sus labores sean recompensadas ampliamente por los frutos anhelados.
Seguimos, junto a Su Beatitud y toda nuestra Iglesia, esperando que el Señor alivie a toda nuestra feligresía y todos sus conciudadanos que viven en la tierra de Medio Oriente, que padecen un sufrimiento sin precedente en la historia. Además, nuestra esperanza no falta en esperar la buena noticia de la salvación en referencia a S.E.R. Metropolita Pablo de Alepo y a todos los secuestrados.
En nuestra comunión en la oración y en el cáliz del Señor, sentimos toda la fuerza de la resurrección que nos anima, a todos juntos, a dar nuestro testimonio de unidad y trabajar por lo que exige esta unidad en el cuerpo de Cristo. En esta comunión, agradecemos a Su Beatitud por sus oraciones y por el esfuerzo que realiza para el beneficio de todos y de cada uno.
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